Servicio de Prevención de problemas de adaptación Infancia Adolescencia SER FELIZ
Tal como se indica en el Libro Blanco de la Salud Mental Infanto-Juvenil, la importancia de la Salud Mental infanto-juvenil es ampliamente reconocida por los organismos internacionales. La Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF, la Comisión Europea y otras instituciones desarrollan iniciativas y publican informes que resaltan su interés. Por ejemplo, la OMS (OMS, 2018) en un informe sobre la salud infanto–juvenil en Europa, reconocía que los problemas de salud mental eran la primera causa de incapacidad en el espacio europeo, y que aproximadamente la mitad de esos problemas surgían antes de los 14 años. Este es un dato frecuentemente citado, que se obtiene de un gran estudio epidemiológico poblacional realizado en USA que ha permitido rastrear el inicio de los principales trastornos psiquiátricos (Jones, 2013). El informe de la OMS no lo indica, pero se puede añadir, además, que tres cuartas partes de los problemas psicopatológicos de la edad adulta tienen su inicio antes de los 25 años (Kessler et al., 2007). Por ello el énfasis en el área de salud mental infanto-juvenil debemos ponerlo en la prevención.
La prevención de trastornos y patologías cuyo inicio y desarrollo tienen lugar en estas etapas vitales resulta de gran relevancia, pero también de gran dificultad, ya que son edades de continuados y sustanciosos cambios vitales en todos los ámbitos (físico, emocional, familiar y relacional) cuyo devenir natural puede camuflar la sintomatología subyacente a procesos desadaptativos.
La identificación de procesos desadaptativos en la etapa infanto-juvenil permite la intervención temprana con el menor (la familia y el centro escolar si es preceptivo) para tratar posibles problemas y la prevención del desarrollo posterior de patologías y trastornos, por lo que debe considerarse una prioridad en todos los casos.
El objetivo del servicio es detectar dificultades de adaptación personal, familiar, académica y social en edades comprendidas entre los 8 y los 18 años.
Para ello ofrecemos dos procedimientos diferenciados:
La aplicación colectiva de un instrumento de evaluación de dificultades de adaptación para centros escolares y académicos
La aplicación individual de un instrumento de evaluación de dificultades de adaptación en nuestro propio centro para particulares.
Consulta por email en serfelizbelenmartin@gmail.com o en el teléfono 681 372 373 las condiciones del servicio.
En esta entrada os dejo una breve intervención en el programa de televisión del canal IB3 Cinc Díes, en el que se trató el tema de las distancias sociales y la gestión del espacio (proxemia) y la adecuación de los saludos en el entorno laboral.
En los
vídeos anteriores hicimos hincapié en la importancia del
autoconocimiento y en el conocimiento de nuestro flujo comunicación
con nosotros mismos con el fin de beneficiar nuestro propio bienestar
y para poder afrontar nuestro día a día de una manera más
saludable.
Explicamos
que gran parte de nuestra energía y tiempo lo dedicamos cada día
nuestros pensamientos, que en su mayoría están dedicados a las
preocupaciones, y que estas a su vez se suelen centrar en los
problemas que nos suceden o en los que nos vemos involucrados.
Teniendo
en cuenta que hay tres tipos de problemas (los que uno mismo es parte
total o parcial de la solución, los que uno no forma parte de la
solución y los problemas de los demás en los que nos sentimos
involucrados de alguna manera) en este vídeo nos vamos a centrar en
los dos últimos, que son los problemas relacionados con nuestras
emociones, y en como afrontarlos.
En
los problemas en los que no depende de nosotros la solución (por
ejemplo, la enfermedad de un familiar) la pauta más eficaz
consiste en centrarnos en la emoción que nos genera a nosotros o a
las personas que les afecta. El proceso consiste en analizar el
problema y definir las emociones que nos genera y las expresemos
abiertamente, bien a nosotros mismos para facilitar su aceptación,
bien con las personas involucradas para hacerles partícipes de lo
que nos sucede, o bien con terceras personas que nos puedan
proporcionar el apoyo emocional que precisamos. No se trata de
buscar una solución, sino de afrontar con naturalidad las emociones
que nos generan, compartirlas y facilitar que nos sintamos apoyados.
Igualmente, una manera magnífica de afrontar problemas que no tienen
solución es mostrarnos como apoyo emocional a las personas que se
ven igualmente afectadas, creando un vínculo emocional y facilitando
su procesamiento adaptativo y funcional.
En
el caso de los problemas que no nos afectan a nosotros mismos pero en
los que nos sentimos proclives a intervenir de alguna manera porque
creemos que podemos ser parte de la solución (discusión entre
dos personas cercanas a nosotros, la separación de una pareja con la
que tenemos cercanía) deberíamos mantener una posición de
prudencia, escuchando y apoyando a esas personas pero sin participar
de manera activa en el problema. ¿Por qué no deberíamos
intervenir en un problema de personas a las que apreciamos y a las
que creemos que podemos solucionar un problema entre ellas? En primer
lugar porque intervenir supone expresar una opinión o aportar unas
soluciones que están pensadas desde el “Yo”, y como ya hemos
señalado en múltiples ocasiones, cada persona piensa, siente y vive
de una manera diferente las situaciones, por lo que lo que uno opina
o haría en una situación conflictiva no tiene porque ser la mejor
opción para otra persona. Incluso con la mejor intención podemos
aportar puntos de vista o soluciones que no les ayuden o que
magnifiquen el problema. En segundo lugar, y no menos importante,
porque muchas veces un problema entre esas otras personas se acaba
resolviendo (mejor o peor) y al final uno acaba siendo perjudicado
por haber expresado su opinión o una crítica sobre las personas
implicadas o sus comportamientos. Lo ideal es mostrar nuestra mejor
capacidad de escucha y apoyo pero minimizando la intervención
directa en ellos, para que sean las personas directamente implicadas
quienes lo resuelvan.
De
todas maneras, sea cual sea el problema del que tratemos,
siempre que nos supere la situación o nos encontremos con
dificultades para afrontarlo, deberíamos acudir al
profesional adecuado para recibir la ayuda necesaria. Por
ejemplo, si tenemos un problema de cañerías acudimos a un
fontanero, si tenemos un problema de electricidad acudimos al
electricista y si tenemos un problema sobre problemas, personas,
conductas, pensamientos o emociones deberíamos acudir al profesional
adecuado, que en este caso sería el psicólogo. Este
profesional nos va a aportar una visión externa, mayor perspectiva,
va a analizar el problema con detalle y nos va a proporcionar pautas
adecuadas para resolver y/o afrontar el problema. Lo que suele
suceder es que como todos tenemos problemas pensamos que cualquiera
puede ser un buen aliado para solucionar los nuestros, cuando la
realidad es que al acudir a una persona que no es un profesional en
la resolución de problemas lo que nos va a facilitar es su opinión
y soluciones desde la visión parcial de su manera de pensar, sentir
y vivir, que no tiene porque ser la nuestra ni la más adecuada. Se
trata de ser prudentes con quien compartimos nuestros problemas, ya
que nuestra familia y amigos pueden ser una gran fuente de empatía y
apoyo, pero no siempre tienen la imparcialidad o los conocimientos
para ayudarnos de una manera eficaz.
Finalmente
cabe realizar una reflexión que nos puede ayudar a tomar
decisiones en cualquier situación que nos genere malestar o
preocupación, y es que nos preguntemos si esta situación nos la
planteara que le está pasando a la persona que más queremos ¿qué
le diríamos? El porque de esta pregunta es muy sencillo: nos es
mucho más sencillo valorar un problema cogiendo perspectiva y
buscando lo mejor para esa persona. No tenemos que querer menos
para nosotros mismos que para la persona que más queremos en el
mundo, ya que si no buscamos lo mejor para nosotros mismos no
podemos estar bien nosotros ni con nosotros mismos ni con los demás.
Como
ejercicios para aplicar en nuestra vida cotidiana a partir de
lo aprendido en el vídeo tenemos los siguientes:
Ante
problemas de los que la solución no depende de nosotros (o
no la tiene) buscamos la expresión natural y sana de nuestras
emociones, facilitando sentirnos apoyados y apoyar a los demás.
Ante
los problemas de los demás nos mantenemos prudentes
en nuestra intervención práctica (dar opiniones o pautas) y
facilitamos nuestro apoyo a las personas involucradas.
Ante
cualquier tipo de problema en el que se nos presente una duda
sobre cómo actuar preguntarnos a nosotros: si este problema le
estuviera ocurriendo a la persona que más quiero, ¿qué le diría?
Ante
cualquier tipo de problema que excede nuestra capacidad de
afrontamiento buscar ayuda de un profesional que nos
aporte perspectiva y posibles soluciones.
De
esta manera estamos facilitando un afrontamiento funcional de
nuestros problemas y un apoyo emocional a las personas que padecen
problemas, beneficiando nuestro propio bienestar y el de las
personas que nos rodean, acercándonos cada vez un poquito más al
gran objetivo de nuestras vidas: SER FELICES.
Siempre
se agradece que si te ha gustado el vídeo nos des un “me
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De esta manera ayudas que lleguemos a más personas.