
Un pensamiento hermoso, realista y resiliente.
Casi necesario en el escenario de dolor, enfermedad y muerte actual.
Ojalá nadie tuviera que vivir de recuerdos, pero si hay que hacerlo, por lo menos que las nuevas alegrías no empañen los recuerdos, y que los recuerdos no empañen las nuevas alegrías.
Todo mi reconocimiento y apoyo a todas las personas que, de una manera u otra, están facilitando que la lucha contra el coronavirus sea posible. GRACIAS.
Belén Martín.