Uno de los conceptos más importantes en comunicación eficaz es la adaptación a la persona con la que hablamos. Dos de las claves en esta adaptación comunicativa son el buen uso del vocabulario y de la entonación y el volumen.
Si en un proceso comunicativo utilizamos un vocabulario que no entiende la otra persona es difícil que le llegue el mensaje que queremos transmitirle. Por ello la pauta más adecuada es utilizar las palabras que mejor reflejen lo que queremos decir pero adaptado a la persona con la que hablamos (por ejemplo, el mismo mensaje lo podemos expresar de manera diferente si lo dirigimos a un niño o a un adulto, o a un amigo o un compañero de trabajo).
La idiosincrasia consiste en que cada uno de nosotros es diferente y único, por lo que adaptarnos a la idiosincrasia de cada persona facilita que los mensajes fluyan con mayor facilidad y de lugar al mínimo de errores y la máxima comprensión.
Respecto a los aspectos paraverbales de la comunicación (por ejemplo, la entonación y el volumen) cabe destacar que cada uno de nosotros suele utilizar un tono y volumen “estándar” en sus conversaciones habituales. Para conocernos mejor y conocer este tono y volumen estándar podemos grabarnos y escucharnos, ya que la voz que escuchamos de nosotros mismos es diferente a la que escuchan los demás porque tiene un componente de resonancia en nuestra caja torácica. Si nos resulta inadecuado o poco adaptativo tras observarnos (recordemos que no podemos modificar algo que no hemos observado) siempre podemos recurrir a realizar aprendizajes para cambiarlo y alcanzar un tono y volumen que resulte más coherente y verídico con lo que deseamos expresar. En cualquier caso la pauta más efectiva es aprender a modular nuestro tono y volumen de manera que podamos elegir los que mejor se adapten a las circunstancias, la persona a la que nos dirigimos y el mensaje que deseamos transmitir (flexibilizar nuestra conducta comunicativa para hacerla más eficaz).
Todo ello facilitará que nos sintamos mejor con nosotros mismos y con los demás por mejorar la calidad de los mensajes que transmitimos, y que, en definitiva, repercute en incrementar nuestro bienestar y ayudar a que nos sintamos más FELICES.